Artículo escrito por: Psic. Carlos Robles y Psic. Isis Estrada.
La vida adulta está llena sucesos derivados de la modernidad y nuestro mundo globalizado. Términos como estrés, ansiedad, depresión, entre otros, son cada vez más comunes entre las personas. Tal pareciera que es imposible tener una vida tranquila y saludable. Sin embargo, el asunto se torna más delicado cuando los niños empiezan a experimentar algunos de los malestares mencionados.
En el año de 1975, el National Institute of Mental Health, aceptó como concepto y entidad psicopatológica a la Depresión Infantil (DI), derivada esta decisión de los estudios realizados por varios investigadores.
La Depresión infantil, es una situación afectiva de tristeza mayor en intensidad y duración experimentada por un infante. Cuando un niño se encuentra en estado de tristeza por un lapso de más de cinco días, estamos hablando de un cuadro depresivo que merece atención especial. Si este cuadro es superado por la persona y no recae, significa que los recursos propios del niño han actuado de manera efectiva. Sin embargo, si los síntomas persisten por más de dos semanas estamos ante una DEPRESIÓN MAYOR. Aún más, si la persistencia del malestar rebasa el mes, se puede tratar de un TRASTORNO DISTÍMICO (Estado de ánimo crónicamente depresivo, la mayor parte del día y la mayoría de los días).
Para poder actuar a tiempo y ayudar a los niños que experimenten , es recomendable poner atención a lo siguiente:
SINTOMATOLOGÍA:
– Llora frecuentemente (aparentemente sin razón).
– Se enoja de cualquier cosa y se comporta de manera agresiva.
– Pierde el interés por cosas que antes le gustaban.
– Se aleja de familiares y amigos.
– Duerme mucho o padece insomnio.
– Tiene pérdida de apetito, o come demasiado.
– Externa sentimientos de que nadie lo quiere.
– Refleja baja auto-estima.
– Habla de suicidio o de escaparse de la casa.
ALGUNAS POSIBLES CAUSAS SON:
– Maltrato de adultos. (Parientes, padres, maestros, trabajadoras domésticas, etc.)
– Acoso físico/emocional/mental/sexual. (Compañeros, adultos cercanos o familiares).
– Pérdida de un ser querido.
– Estrés postraumático (accidente).
– Experiencia de un fracaso.
– Presión escolar o de estudios.
– Problemas neuronales o endocrinos.
¿QUÉ HACER?
Cuando notamos que un pequeño vive más de cinco de los criterios mostrados en la sintomatología, es necesario acudir al Psicólogo para que proceda a una evaluación -a través de entrevistas y pruebas psicológicas-.
Acciones Preventivas
– Convivencia entre padres e hijos.
– Brindar afecto.
– Procurar confianza.
– Atender su desarrollo integral (Físico, emocional y mental).
Acciones de Intervención
(cuando ya presenta síntomas de DI)
– Brindar confianza y platicar con el niño.
– No presionarlo, hacerle notar que se le quiere y se le ofrecerá ayuda.
– Acudir con el Psicólogo para precisar las causas de la depresión en el niño y proceder a la terapia correspondiente.
Los niños son lo más importante, lo más valioso y noble.
Psic. Carlos Robles,
especialista con maestría en psicología (E.U.A.)
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